La muerte siempre ha sido un tema de mucha relevancia para los seres humanos ya que representa uno de los grandes misterios de la vida. El hecho de que no sabemos a ciencia cierta qué es lo que pasa después de la muerte, provoca seguido en nosotros incertidumbre, miedos, temor, lo que nos lleva a muchos comportamientos erráticos en el transcurso de la vida por la inseguridad que nos genera. 

La muerte nos toca generalmente primero en un entorno más bien lejano a través de las noticias; y conforme vamos avanzando en la vida, nos llega cada vez más cerca por la muerte de algunos conocidos, de algunos amigos o algunas familiares. ¡Y eso si las cosas transcurren de manera natural!

Si sobreviene algún accidente o enfermedad grave, empezamos a experimentar la muerte aunque no sea propia o aún si el mismo desenlace no sea propiamente la muerte. Y siempre nos acompañan muchos pensamientos sobre el porqué de la muerte, sobre porqué en ese momento y no en otro, sobre qué pasa después de la muerte. Queremos saber si la muerte es triste o nos libera ¿Qué es lo que nos provoca y qué hacer frente al duelo? Y los duelos se presentan de muchas maneras en nuestras vidas: separaciones, traiciones, accidentes… ¿Qué hacer frente a nuestra muerte si sabemos que va hacer el muy probable desenlace de una enfermedad terminal que padecemos? O hasta lo más difícil de enfrentar: ¿cómo vivir la muerte de un hijo?

En fin la muerte nos habita durante toda la vida y tenemos que aprender a vivir con ella de una manera espiritual para lograr reconocer en nosotros mismos nuestra esencia divina y eterna.

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La muerte nos habita durante toda la vida aprendamos a vivir con ella de una manera espiritual para lograr reconocer en nosotros mismos nuestra esencia divina y eterna.